martes, 13 de noviembre de 2012

Tritanes de leyenda: Emma Snowsill



Pocas han conseguido mayores éxitos que ella. De hecho es la triatleta con más títulos mundiales de la historia gracias a su triple corona,
Emma Snowsill se proclamó campeona del mundo, por primera vez, en en 2003, comenzando así su leyenda en el mundo del triatlón.

Con 22 años, Emma Snowsill llegó a Nueva Zelanda, concretamente a Queenstown, como una de las favoritas a alzarse con el título. Ese mismo año había ganado la Copa del Mundo de Makuhari, y se había subido al podio en Niza, Tiszajvaros y Tongyeong. En la ciudad neozelandesa se impuso a la americana Laura Bennett y a su compatriota Michellie Jones. Con este título, la aussie se convertía en la triatleta más joven en proclamarse campeona del mundo.

En 2004 no pudo competir en ninguna prueba y se guardó su segundo título para el 2005. Este año, el Campeonato del Mundo se celebraba en Gamagori, y allí consiguió su reeditar su título mundial al imponerse a las americanas Annabel Luxford y Laura Bennett.

Con dos títulos mundiales bajo el brazo, la australiana se guardaba su mejor año. 2006 no lo olvidará con facilidad, pues demostró ser la mejor del mundo y que nadie podía hacerle frente. En aquel año, Emma Snowsill se subió al podio en todas las pruebas en las que competió. El peor resultado conseguido por Snowsill en el 2006 fue el segundo puesto de la Copa del Mundo de Beijing.
En el Campeonato del Mundo en el que hizo historia, celebrado en Lausanne, tuvo que imponerse a la sangre nueva del triatlón. La triatleta de Queensland cruzó la meta en primera posición por delante de la portuguesa Vanessa Fernándes (21 años) y de la australiana Felicity Abram (20 años).

A pesar de haber hecho historia con sus tres títulos mundiales, a Emma Snowsill le faltaba algo, quizás lo más importante para un deportista. Muchos han sido los triatletas que no pudieron extender su dominio mundial a unos Juegos Olímpicos, caso del británico Simon Lessing, pero este no fue un problema para Emma Snowsill. En 2008 acudió a Beijing con la ilusión de redondear su excelsa carrera con una medalla olímpica y, finalmente, no dejó escapar la oportunidad de dejar su huella en la historia del triatlón. En la tercera cita olímpica de este deporte, Emma Snowsill sumo un oro olímpico a los tres títulos mundiales que poseía. La australiana preparó a conciencia los Juegos Olímpicos y demostró que es la mejor triatleta de la historia. En la capital china no tuvo rival y consiguió la presea dorado cruzando la meta casi un minuto antes que la portuguesa Vansessa Fernándes. Tercera fue su compatriota Emma Moffatt.

El último gran éxito de la australina se lo reservó para el 2010. A Emma Snowsill le quedaba dejar su nombre grabado en las World Triathon Series y, esto, lo logró al imponerse en la Gran Final de Budapest.

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