Pocas han conseguido mayores éxitos que ella.
De hecho es la triatleta con más títulos mundiales de la historia gracias a su triple corona,
Emma Snowsill se proclamó campeona del mundo, por primera
vez, en en 2003, comenzando así su leyenda en el mundo del triatlón.
Con 22 años, Emma Snowsill llegó a Nueva Zelanda,
concretamente a Queenstown, como una de las favoritas a alzarse con el título. Ese
mismo año había ganado la Copa del Mundo de Makuhari, y se había subido al
podio en Niza, Tiszajvaros y Tongyeong. En la ciudad neozelandesa se impuso a
la americana Laura Bennett y a su compatriota Michellie Jones. Con este título,
la aussie se convertía en la triatleta más joven en proclamarse campeona del
mundo.
En 2004 no pudo competir en ninguna prueba y se guardó su
segundo título para el 2005. Este año, el Campeonato del Mundo se celebraba en Gamagori,
y allí consiguió su reeditar su título mundial al imponerse a las americanas Annabel
Luxford y Laura Bennett.
Con dos títulos mundiales bajo el brazo, la australiana se
guardaba su mejor año. 2006 no lo olvidará con facilidad, pues demostró ser la
mejor del mundo y que nadie podía hacerle frente. En aquel año, Emma Snowsill
se subió al podio en todas las pruebas en las que competió. El peor resultado
conseguido por Snowsill en el 2006 fue el segundo puesto de la Copa del Mundo de
Beijing.
En el Campeonato del Mundo en el que hizo historia,
celebrado en Lausanne, tuvo que imponerse a la sangre nueva del triatlón. La
triatleta de Queensland cruzó la meta en primera posición por delante de la
portuguesa Vanessa Fernándes (21 años) y de la australiana Felicity Abram (20
años).
A pesar de haber hecho historia con sus tres títulos mundiales, a Emma Snowsill le faltaba algo, quizás lo más importante para un deportista. Muchos han sido los triatletas que no pudieron extender su
dominio mundial a unos Juegos Olímpicos, caso del británico Simon Lessing, pero
este no fue un problema para Emma Snowsill. En 2008 acudió a Beijing con la
ilusión de redondear su excelsa carrera con una medalla olímpica y, finalmente,
no dejó escapar la oportunidad de dejar su huella en la historia del triatlón.
En la tercera cita olímpica de este deporte, Emma Snowsill sumo un oro olímpico a
los tres títulos mundiales que poseía. La australiana preparó a conciencia los
Juegos Olímpicos y demostró que es la mejor triatleta de la historia. En la
capital china no tuvo rival y consiguió la presea dorado cruzando la meta casi
un minuto antes que la portuguesa Vansessa Fernándes. Tercera fue su
compatriota Emma Moffatt.
El último gran éxito de la australina se lo reservó para el 2010. A Emma Snowsill le
quedaba dejar su nombre grabado en las World Triathon Series y, esto, lo logró al
imponerse en la Gran Final de Budapest.
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